Entre rocas y pingüinos, a poca distancia de donde se juntan dos océanos, nace la ruta 40. La carretera emblemática de la Argentina tiene su kilómetro 0 en Cabo Vírgenes, el confín más austral de la Patagonia argentina continental y puerta de entrada al Estrecho de Magallanes. En su tramo patagónico, pasa por el glaciar Perito Moreno.
Los datos son conocidos, pero vale la pena recordarlos: la ruta recorre 5.194 km, atraviesa 21 parques nacionales, 18 importantes ríos, conecta 27 pasos cordilleranos y trepa (en el km 4601) a casi 5000 msnm en el Abra del Acay en Salta, convirtiéndola en la ruta más alta de América, y también la más alta del mundo fuera de los Himalayas.
A través de ella se puede acceder a El Calafate, cerca del Glaciar Perito Moreno, Esquel, El Hoyo, Lago Puelo, El Bolsón, Bariloche, Villa La Angostura, San Martín de los Andes, Junín de los Andes, Chos Malal, Malargüe, la Ruta del Vino en las provincias de Mendoza y San Juan, y llegar hasta la Quebrada de Humahuaca.
El primer tramo de “la 40” atraviesa Santa Cruz y nos enfrenta con la inmensidad del paisaje patagónico, bosques de lengas inclinadas por el viento, la estepa que se extiende hasta donde alcanza la vista, lagos de verde intenso, volcanes coronados de nieve al fondo del paisaje, guanacos que acompañan el camino y parajes rurales de enorme belleza.
A partir de Tres Lagos, el camino se aleja de la Cordillera hasta llegar a la localidad de Perito Moreno. A esta altura, y durante más de 250 kilómetros, se convierte en un camino de ripio, para luego avanzar unos 200 kilómetros de asfalto. Este tramo comunica, a través de sus respectivas rutas de entrada, con el Parque Nacional Perito Moreno y la Cueva de las Manos (Patrimonio Cultural de la Humanidad).
En la Patagonia, la ruta está en buenas condiciones y en general se encuentra asfaltada y señalizada. Tiene una extensión de 2.896 km en la Patagonia, de los cuales solamente 321 son de ripio (o están en proceso de pavimentación). Para recorrer los lagos que son el nexo entre el Parque Nacional Lanín y el Nahuel Huapi si, hay que ir por caminos de ripio. El que sale desde el Valle Encantado llega hasta la ciudad de Bariloche, para ingresar en sitios naturales únicos.
La mejor época para visitar la región es el verano, cuando el clima benigno y los días, más largos. Mientras más hacia el sur se va, anochece más tarde.
El verano es temporada alta y conviene reservar con tiempo el alojamiento y prever el aprovisionamiento de nafta.
Travesías paralelas tienen lugar en el Cerro López, donde los vehículos llegan a la cima de noche, con un espectáculo de estrellas al pie del fogón. Luego, el recorrido sigue hasta El Bolsón y las localidades de la Comarca del Paralelo 42: Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén.
Hacia el sur, la ruta bordea los rieles de La Trochita y llega a Esquel, donde caminos paralelos llevan la travesía al Glaciar Torrecillas y al Cerro La Torta. Hacia el oeste de la mítica 40 se abren extensiones de ripio y laderas pronunciadas a las que solo es posible acceder a través de vehículos especialmente preparados.
Los datos son conocidos, pero vale la pena recordarlos: la ruta recorre 5.194 km, atraviesa 21 parques nacionales, 18 importantes ríos, conecta 27 pasos cordilleranos y trepa (en el km 4601) a casi 5000 msnm en el Abra del Acay en Salta, convirtiéndola en la ruta más alta de América, y también la más alta del mundo fuera de los Himalayas.
A través de ella se puede acceder a El Calafate, cerca del Glaciar Perito Moreno, Esquel, El Hoyo, Lago Puelo, El Bolsón, Bariloche, Villa La Angostura, San Martín de los Andes, Junín de los Andes, Chos Malal, Malargüe, la Ruta del Vino en las provincias de Mendoza y San Juan, y llegar hasta la Quebrada de Humahuaca.
El primer tramo de “la 40” atraviesa Santa Cruz y nos enfrenta con la inmensidad del paisaje patagónico, bosques de lengas inclinadas por el viento, la estepa que se extiende hasta donde alcanza la vista, lagos de verde intenso, volcanes coronados de nieve al fondo del paisaje, guanacos que acompañan el camino y parajes rurales de enorme belleza.
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Desde allí, se circula hasta el encuentro con la ruta Nacional 3, que conduce a Río Gallegos. El siguiente tramo se adentra 261 kilómetros hacia el oeste, hasta Río Turbio, en la Cordillera de los Andes. La ruta entonces avanza hacia Tres Lagos, pasando por las rutas provinciales 11 y 23, entradas a las localidades turísticas de El Calafate y El Chaltén.
A partir de Tres Lagos, el camino se aleja de la Cordillera hasta llegar a la localidad de Perito Moreno. A esta altura, y durante más de 250 kilómetros, se convierte en un camino de ripio, para luego avanzar unos 200 kilómetros de asfalto. Este tramo comunica, a través de sus respectivas rutas de entrada, con el Parque Nacional Perito Moreno y la Cueva de las Manos (Patrimonio Cultural de la Humanidad).
En la Patagonia, la ruta está en buenas condiciones y en general se encuentra asfaltada y señalizada. Tiene una extensión de 2.896 km en la Patagonia, de los cuales solamente 321 son de ripio (o están en proceso de pavimentación). Para recorrer los lagos que son el nexo entre el Parque Nacional Lanín y el Nahuel Huapi si, hay que ir por caminos de ripio. El que sale desde el Valle Encantado llega hasta la ciudad de Bariloche, para ingresar en sitios naturales únicos.
La mejor época para visitar la región es el verano, cuando el clima benigno y los días, más largos. Mientras más hacia el sur se va, anochece más tarde.
El verano es temporada alta y conviene reservar con tiempo el alojamiento y prever el aprovisionamiento de nafta.
Travesías paralelas tienen lugar en el Cerro López, donde los vehículos llegan a la cima de noche, con un espectáculo de estrellas al pie del fogón. Luego, el recorrido sigue hasta El Bolsón y las localidades de la Comarca del Paralelo 42: Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén.
Hacia el sur, la ruta bordea los rieles de La Trochita y llega a Esquel, donde caminos paralelos llevan la travesía al Glaciar Torrecillas y al Cerro La Torta. Hacia el oeste de la mítica 40 se abren extensiones de ripio y laderas pronunciadas a las que solo es posible acceder a través de vehículos especialmente preparados.